30 de abril: Día Internacional del Jazz

CBA JAZZ | 2018

30 de abril: Día Internacional del Jazz

En el año 2011, por iniciativa de Herbie Hancock, la UNESCO declaró la fecha como celebración mundial de un género musical que “rompe barreras y crea oportunidades para la comprensión mutua y la tolerancia; reduce las tensiones entre los individuos, los grupos y las comunidades”. El festejo central, así como en otras ediciones tuvo su sede en Cuba, Francia, Turquía, Estados Unidos y Japón; se llevará a cabo este año en Melbourne, Australia. En Argentina habrá recitales alusivos en las ciudades de San Luis, Tucumán, Bariloche, Rosario, San Juan, CABA y por supuesto Córdoba. A lo largo del tiempo el jazz fue catalogado como una música de resistencia, de redención, como un puente entre culturas, como un lenguaje universal, como una forma de encontrarse uno mismo en el otro.

El CBA JAZZ se identifica con todas las formas en que el género ha sido concebido, percibido y frecuentado. Año a año, desde el 2009, la provincia se abre al género propiciando el encuentro entre nuestros músicos y artistas foráneos. Ese puente tendido nos permite identificarnos, crecer y conocer cómo el jazz se edificó en otros lugares del mundo. Un tejido particular, único, entre historias sociales y personales. Porque son individuos los que encarnan el modo en que el jazz sigue vivo, son los músicos quienes conectan los estilos y nutren al género. Sus recorridos, sus derivas, encuentros y desencuentros, rompen barreras permanentemente y hacen del jazz ese fenómeno social y cultural, de carácter global, que hoy festeja su día.

Durante la décima edición del Festival, recibimos la visita de Felipe Cabrera. Un músico que desde su bajo perfil, unió diferentes universos musicales, traspasó fronteras. Tanto musicales como territoriales. El contrabajista, nacido en la Habana hace 57 años y actualmente radicado en París, ha desandado varios caminos a lo largo de su vida y tuvimos la oportunidad de entrevistarlo. Aquí va un extracto de la charla que mantuvimos y que va a poder ser oída en su totalidad a través de un podcast que verá la luz en poco tiempo.


“Toda mi formación musical académica tuvo lugar en Cuba. Empecé con clases particulares en el año 1971, tendría 10 años. Mi papá me llevaba a un maestro de solfeo que se llamaba Arias, era un destacado profesor de solfeo. En Cuba hay profesores de solfeo que eran muy trascendentales. Eso era los sábados, el único día libre que tenía para jugar a la pelota, día libre entero. Ese profesor no vivía en la Habana había que tomar un bus, media hora por lo menos de trayecto (el único día que tenía libre para jugar con mis amigos en la calle). Hasta que entré en el conservatorio Amadeo Roldán en el año 1973. Quería entrar para estudiar guitarra, era lo que me gustaba. En esa época había mucho rock, Deep Purple y eso. En ese momento en Cuba había una política de desarrollar los instrumentos que estaban un poco en déficit: la trompa, el corno, el oboe y el fagot. No había espacio para estudiar guitarra. Y yo protestaba ‘no, no quiero estudiar eso’ y mi madre me decía ‘empieza con eso, quizás en la escuela se pueda cambiar…’. Entonces empecé a estudiar fagot.

Mi obsesión era ser concertista. Mi plan era terminar el ISA (Instituto Superior de Arte) e irme a Checoslovaquia a hacer un master, un doctorado, para ser concertista en Cuba.

Gonzalo (Rubalcaba) vivía en el mismo barrio mío, Cayo Hueso, nos conocíamos de muchacho y después estábamos juntos en la misma escuela, la Amadeo Roldán. No estábamos en la misma clase porque soy un año y medio más viejo que él, estaba una clase menos que la mía. Pero, bueno, estábamos ahí, todos: ‘Pan con Salsa’ (Miguel ‘Pan con Salsa’ Ángel de Armas), Emilio Vega, Feliciano Arango y César Bobalé. Y Gonzalo me dice ‘¿que tu puedes cubrir a Fran por un año?’. ‘Bueno’, le digo, ‘un año máximo porque lo mío es irme para Checoslovaquia’. Eso fue en el año 84. Y la cosa es que ese año se convirtieron en catorce. Son accidentes de la vida, estuve catorce años tocando con Gonzalo.”

Mariano Barsotti