Sylvie Courvoisier (piano), Drew Gress (bajo), Kenny Wollesen (batería).
La historia del jazz es la historia de la ampliación de su propio lenguaje. En ese recorrido, se desarrolló a través de tensiones internas. Su herencia africana y el legado artístico de la música clásica fueron sin duda su mayor disparador. Las tensiones externas, en cambio, cuando el jazz se fusionó con otras músicas, produjeron resultados controvertidos. Pero más allá de una u otra variante, en algún momento entre la década del ‘60 y ‘70, se quebró el ámbito de la norma, la corrección y la desviación. A partir de allí, la palabra jazz comenzó a funcionar como un abrigo, como una simplificación.
La llamada música contemporánea también ha sufrido mutaciones en la extensión de su significado hasta llegar a un punto difuso y a veces confuso.
Por eso es que, en no pocas oportunidades, resulta más efectivo hablar de tradiciones, circuitos, recorridos y por supuesto las trayectorias personales que, en muchos casos, unen esos circuitos, los coagulan, los catalizan. Es la mirada del músico, expresada por su sensibilidad, la que resignifica aquello que lo preexiste y lo subsiste.
El caso de Sylvie Courvoisier lo ilustra de manera ejemplar. Nacida en Suiza, Lausana, hija de un pianista aficionado al jazz, recibió educación formal tanto en jazz como en música clásica. Egresada del Conservatorio de Montreux en 1998 se asienta en Nueva York, Brooklyn, donde comienza a dar rienda suelta a sus múltiples inquietudes artísticas. Ha sido parte de los grupos de Yusef Lateef, Fred Frith, Tim Berne, Butch Morris y Evan Parker. Con John Zorn mantiene una relación fluida concretada magistralmente en el disco Malphas, de la serie Book of Angels, junto a Mark Feldman. En Mephista, junto a Ikue Mori en electrónica y Susie Ibarra en batería, trabaja sobre música totalmente improvisada. Junto a Mark Feldman incursiona en estructuras laberínticas y un fluir casi telepático.
Pero sin duda es con el trío junto a Drew Gress y Kenny Wollesen donde logra aglutinar todos aquellos elementos dispersos que son parte de sus recorridos musicales. Es, en este sentido, su proyecto de mayor maduración. Donde hay espacio para el concepto estructural, para la improvisación libre, para la potencia rítmica (inevitable estando Kenny Wollesen) y para el interplay.
Presentará D’Agala grabado en el sello Intakt durante este año. Un disco de una exacta elaboración conceptual en el que rememora a diversas personas que la influyeron (su propio padre, Geri Allen y John Abercrombie entre otros). En el trayecto de sus recuerdos cada tema adquiere una forma relacionada con el modo en que esa influencia fue ejercida y el sustrato que sedimentó en su personalidad artística. Es en definitiva el espacio en el que Sylvie Courvoisier ha demostrado moverse con mayor placidez: la tensión inherente al arte entre la realidad como suministro y la pulsión de decir algo diferente.
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M.B.
Sábado 17/11 | 20:30 hs. | Teatro Real | Salas de Teatro
Entrada general $100. Tickets disponibles en boletería del teatro y por sistema Autoentrada.
Boletería del Teatro Real – Tel: 0351 – 4331670/68/71.
Horario de atención: Martes a sábado de 10 a 20 horas. Domingos de 15 a 20 horas.
Concierto auspiciado por Pro Helvetia agencia de financiamiento federal Cultura Suiza.