La consolidación del CBA Jazz
Después de once años consecutivos, el Festival Internacional de Jazz de Córdoba se ha constituido como una fecha obligada del calendario cultural de nuestra Provincia. E incluso, por la calidad de la oferta musical, no es extraño encontrar entre el público personas de otras provincias que viajan específicamente para asistir a los recitales.
Se trata de la consolidación de un evento insoslayable del calendario cultural, llevado adelante por la Agencia Córdoba Cultura con el apoyo del Consejo Federal de Inversiones y el auspicio del Consulado de Italia en Córdoba, el Instituto Italiano de Cultura, el Centro Cultural España Córdoba, la Alianza Francesa y la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo.
El cartel de “localidades agotadas” fue una constante para todas las presentaciones en teatros y el entusiasmo del público fue tal que sorprendió a los artistas internacionales. El Teatro del Libertador colmó su capacidad en la formidable apertura que llevó adelante el músico cordobés radicado en Boston, Fernando Huergo, junto a la Banda Sinfónica de la Provincia. Idéntica convocatoria tuvo el recital de Enrico Rava que nos hizo partícipes del festejo de sus 80 años junto a un sexteto que demostró porqué está considerado uno de los mejores combos del jazz actual. En el medio, el Teatro Real exhibió dos recitales: el Harold Danko-Rich Perry Quartet, propuesta irresistible para los amantes del jazz; y una banda emergente de jazz flamenco que hizo vibrar al público local, el Antonio Lizana Trío.
Las presencias internacionales, como es habitual, estuvieron antecedidas por dúos de tintes camarísticos que desarrollaron un vínculo intimista con la platea. Martín Castro-Juan Herrera, Guadalupe Gómez-Mingui Ingaramo, presentando su disco “Primer Atardecer” y Julieta Ortiz-Mario Bontempi, sorprendiendo con un vital y ajustado viaje por la música brasilera.
Pero la gran sorpresa, sin dudas, fue la apertura de un nuevo espacio que rápidamente se instituyó con su propia identidad. En la Capilla del Buen Pastor se abrió una Sala de Cámara por donde se llevaron a cabo recitales de piano solo. Por allí desfilaron Nacho Aviño, Eduardo Elía, Luis Lewin y un impactante cierre a cargo del pianista francés Laurent de Wilde, una presencia ilustre para la décima primera edición.
La ciudad de Río Cuarto mantuvo en alto su tradición jazzera cuando subió al escenario del Teatro Municipal la Fer Carranza Jazz y posteriormente la Small Jazz Band, grupo emblemático de la música de Córdoba. En el Centro Cultural del Andino, al día siguiente, se presentó Garufa y Julieta Lépori.
Por otra parte, el Paseo del Buen Pastor se constituyó nuevamente en la vidriera del Festival. Durante cuatro jornadas el perímetro externo del Paseo permitió hacer un diagnóstico del estado del jazz en nuestra Provincia revelando una vitalidad que constituye el principal insumo de la continuidad del evento. Todas las bandas que se presentaron evidenciaron una evolución en sus propuestas musicales y un nivel que les permite presentarse en cualquier escenario. A las habituales big bands (Collegium, La Colmena, la Orquesta del Sindicato de Músicos, el Ensemble Tangrama) se sumaron nuevas propuestas de identidad definida. Tal fue el caso de la Eleva Big Band (banda conformada por músicas independientes de la escena local) y la Berni92 integrada por estudiantes del Ipem 92. Los combos de jazz también tuvieron su lugar en el escenario al aire libre. Lo hizo el clasicismo de la Swing 69 y del quinteto de Cordelia Andrada y Julián Mozzicafreddo. Despuntaron la contemporaneidad el grupo Sinergia, la nueva banda del flaco Pesci (que recibió un reconocimiento a su trayectoria en la música de Córdoba); el trío de Darío Íscaro, Luis Barzola y Cristian Andrada; Joaquín Cárdenas Trío y Muriel Marco ND Project.
La jornada de cierre, el lunes 18 de noviembre, fue sencillamente arrolladora. Comenzó con el octeto de Horacio Burgos, una formación dinámica e inusual (dos bajos, dos teclados, batería, guitarra, flauta traversa y bandoneón -el gran Damián Torres-) para interpretar la música de Astor Piazzolla. Continuó la impecable Córdoba Jazz Orchestra junto a Richard Nant (quien había sido el encargado de abrir la décima edición del CBA Jazz) y cerró a puro Latin Jazz La Pajuerana dirigida por el maestro Gustavo Yapura. Un final a puro ritmo para dejar al público con una sensación efervescente en el cuerpo.
Habiendo atravesado, durante el año pasado, el umbral de los diez años, la décimo primera edición dejó como saldo cinco días intensos en los que la música y el público fueron los protagonistas indiscutidos. A manera de balance, el Director del Festival Ignacio García Vieyra destacó “el compromiso de las autoridades de la Agencia Córdoba Cultura que, a pesar de las complejas circunstancias económicas que vive nuestro país, decidieron apostar a sostener un festival con entrada gratuita, garantizando el acceso del público cordobés”. A su vez, García remarcó que: “es importante que este evento se haya convertido en una política con continuidad en el tiempo, una apuesta del Estado provincial que en estos once años ha aportado significativamente al desarrollo de la escena musical y de nuevos públicos para el jazz en Córdoba”.
M.B.