Bosso Mazzariello

CBA JAZZ | 2023

Bosso Mazzariello

Pasando Sorrento, incrustada entre los Montes Lattari y Picentini, se encuentra Cava de’ Tirreni. En el centro de la comuna, al frente de una plaza, se encuentra el Bar Fransao. Su dueño, Mimmo, es conocido por sus tragos, su calidez y su excelente gusto para la música. Es una escala obligada para quienes visitan el centro de ese pueblito muchas veces perdido entre tantas bellezas de consumado prestigio turístico que pueblan la costa amalfitana. Seguramente, quienes destacan el gusto musical de Mimmo en las reseñas que se encuentran en la web, lo hacen por haber escuchado tocar a un pianista, que estiman nativo, de deslumbrante técnica pero superior sensibilidad, que empuja en cada nota a que los clientes permanezcan en sus mesas un minutos, y un minuto más, y un minuto más.

La historia de ese pianista se remonta a la década del 60 cuando Fernado Mazzariello llegaba a Hatfield, al norte de Londres, conformaba una banda de rock, Caravan Band, conocía a su futura esposa, Anne, y al poco tiempo tenía un hijo: Julian Oliver. El gusto por la música del padre y un piano comprado cuando tenía solo seis años hicieron el resto. En 1991, a los 13 años, Julian recibía el premio a Mejor Joven Músico de Jazz del Año, pero en 1995 su padre volvía al lugar que lo había visto nacer, Cava de’ Tirreno, y Julian decidía acompañarlo. Lo que en un principio parecía el fin de una promisoria y prematura carrera como músico de jazz, terminó siendo lo contrario: su consagración. Haciendo pie en Salerno se fueron encadenando una serie de colaboraciones que desembocaron en la figura de Stefano Di Battista (Cba Jazz 2018) en el año 2002. Unos años más tarde, se incorporaba como pianista estable en su grupo. Otro nombre importante dentro de su carrera fue el de Lucio Dalla, quien ya dentro de la música popular italiana lo condujo hacia el impacto de un público más amplio.

Por su parte, la carrera de Fabrizio Bosso se desarrolló de manera más convencional, menos itinerante. Bosso nació en una de las capitales del jazz italiano: Turín. Comienzos en la música a edad temprana, ambiente musical en su familia y un rápido egreso del Conservatorio Giusseppe Verdi. Se encuadra en una estirpe de trompetistas de jazz que tienen una vara muy alta por superar. Enrico Rava (Cba Jazz 2019) se formó musicalmente en Turín y también lo hizo Flavio Boltro (Cba Jazz 2013), con quien tuvo el honor de compartir su primera jazz session, a los quince años, y grabar el disco «Trumpet Legacy» en el año 2006. Continuó sus estudios con el objetivo de forjar un estilo, un sonido propio y reconocible, y un concepto musical definido. Participó de clínicas y cursos con Pierre Thibaut, Kenny Wheeler y George Russel. En pocos años se transformó en una figura consagrada de la Italia jazzera. Se destaca su colaboración con Dianne Reeves en el disco “You’ve Changed”, el disco “Sol!” Junto a Javier Girotto en el año 2008 y “Vamos” en el 2012, varios discos junto a Paolo Di Sabatino (Cba Jazz 2015) y junto a Antonello Salis (Cba Jazz 2016).

En el año 2014, luego de haber registrado una serie de dúos en distintos formatos, ingresa a los estudios de grabación para encontrarse con Julian Oliver Mazzariello y experimentar una especie de frenesí creativo. A partir de ese momento, documentado en el disco “Tandem”, sus destinos musicales iban a entrar en una persistente comunión. En formato de quinteto, cuarteto o dúo, como se presentarán en el Festival Internacional de Jazz de la Provincia de Córdoba, han explorado distintos repertorios, que incluyen standards de jazz, música italiana, música de películas y composiciones propias.

Años de presencia del jazz italiano en el Córdoba Jazz nos ha permitido profundizar en una estética, en una tradición. Sabemos que es intenso, sabemos que es lírico, sabemos que a los trompetistas les gusta cantar pero también hacer alarde técnico, que los saxofonistas son portadores de un discurso que nos lleva a las puertas de la ruptura pero que siempre vuelven la mirada hacia atrás. Sabemos que los pianistas son capaces de todo. Y sabemos también que cuando estas sensibilidades se encuentran y colisionan, la ganancia es siempre para el público que quiera escuchar.

Los resultados artísticos de los encuentros entre Bosso y Mazzariello son siempre sorprendentes, aseguran quienes los han visto en vivo. Y en eso se nota una vocación por alimentar una corriente que los conecta al público. Se trata, evidentemente, de una búsqueda consciente en su música. En una entrevista Mazzariello confesaba que cada vez le cuesta más salir de Cava de’ Tirreno. Salerno ha construido una tradición reconocible, así como lo ha hecho Turín. Hay un ambiente musical que le permite sentirse en su casa. Un sentimiento que se intensifica cuando se sienta al piano del bar de Mimmo, cuando impacta con fuerza las teclas esperando la reacción de un público que habitualmente parece impasible, pero que cuando toca Julian se queda un minuto más, y un minuto más, y un minuto más.

Mariano Barsotti