Donald Harrison condujo la Jam de cierre
En Cocina de Culturas el norteamericano fue el anfitrión de la última jornada del Festival Internacional de Jazz de Córdoba
El 28 de noviembre no fue una noche más para el jazz local. La Jam de cierre del festival implicó para varios músicos de esta ciudad codearse con un histórico del Jazz.
Harrison es uno de los pocos saxofonistas y compositores de jazz moderno que es también un gran conocedor de la tradición de Nueva Orleans. En la década de 1980, siendo un joven que aún perfeccionaba su arte, tocó en algunos espectáculos con Miles Davis. Más tarde pasó por la Berklee, por los Jazz Messengers de Art Blakey y ahora es uno de “Los cocineros”. Un curriculum de peso que pocos pueden ostentar. Harrison es de esos saxofonistas que puede tanto hacer mover el pié de manera incontenible como golpearnos de un soplo las entrañas.
La Jam session tuvo dos momentos marcados, el inicial, en el que fue excelentemente acompañado por el grupo conformado por los locales, Cristian Andrada, Luis Barzola, Eduardo Elía, Martín Dellavedova y Nicolás Ocampo. Allí interpretaron standards como “Works song”, “Oleo” y algunos Blues donde la improvisación hacía lo suyo.
En la segunda mitad del show compartió el escenario con la Small Jazz Band, trayendo todo el swing y el carnaval de Nueva Orleans a nuestra ciudad.
La vida de Harrison parece ser una gira permanente, eso no le impidió estrechar lazos con los locales comandados por Francisco Castillo, que a esta altura no son sorpresa, sino por el contrario la confirmación de que manejan al hot jazz como si fueran nativos de Nueva Orleans.
Sin temor a ruborizarse, todo un jazzmen, Harrison se plantó frente al público, cantó, improvisó y tocó motivos tradicionales por igual. Sus laderos estuvieron a la altura de la circunstancia y aportaron momentos inolvidables para los oídos presentes.
Tal vez el desafío planteado por el norteamericano sea abrir horizontes y cabezas. ¿Seremos tan abiertos de mente como creemos? Esa fue la pregunta que quedó flotando en el ambiente luego de la performance de este singular saxofonista.
Harrison sobrevivió a un huracán, y está dispuesto, como su Nueva Orleans, a preservar su cultura y al mismo tiempo ser vanguardia, lo que es una tarea nada sencilla.
Un torbellino de swing, en los pulmones de un histórico, así fue el cierre de la edición 2016 del Festival internacional de jazz a sala repleta.
R.C.
